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Los factores curativos en la terapia grupal de Alcohólicos Anónimos

Reimpreso de (Ganar Aliados no. 17 Enero-Marzo 2005) con permiso de la Central Mexicana de S.G. de A.A., A.C.


Lic. Diana Esparza Lozada, Coordinadora de Salud Mental en Pemex.

 

Existen desde el punto de vista de la práctica de la terapia grupal, fenómenos que se presentan derivados de la conformación grupal, del propio método de los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos y que son el origen, en gran medida, de la curación o la sobriedad de los miembros. Estos fenómenos por su función, los denominaré factores curativos.

 

El logro de la sobriedad es un proceso complejo de cambio, que ocurre en el marco de la interacción de varias experiencias, de diversos agentes curativos que constituyen su base racional; estos no se presentan de manera aislada, sino que funcionan de manera interdependiente, aunque algunos pueden presentarse como condiciones para que exista el cambio.

 

Aunque existe una diversidad de factores curativos en la terapia grupal, citaré sólo aquellos que se encuentran presentes en los grupos de Alcohólicos Anónimos.

 

Generar esperanza:

Cuando un miembro ingresa a un grupo tiene una expectativa de recibir ayuda, de ser conducido hacia la sobriedad, esta expectativa va a estar significativamente relacionada con el resultado positivo de la misma.

 

El fenómeno se presenta cuando el enfermo alcohólico asiste al grupo y tiene contacto con miembros que ya han mejorado. La imagen de esos miembros, la cual proyecta seguridad y confianza, así como la convicción de la eficacia en el programa de los Doce Pasos, va a influir sobre el nuevo miembro, proporcionándole expectativas que le producen una sensación de confianza, esperanza, fe, optimismo necesario de que allí encontrará la solución a su problema.

 

Universalidad vs singularidad:

La mayoría de las personas alcohólicas que inician su tratamiento en los grupos, tienen la idea de que son únicos en su desgracia, que sólo ellos tienen ideas, impulsos o fantasías que les son aterradoras e inaceptables (aunque es preciso decir que hay algo de verdad en ello). Estas ideas producen un sentimiento de «singularidad», que los hace sentir distintos y que, en consecuencia, los aleja de los demás, dando origen a un aislamiento social.

 

Cuando el alcohólico escucha en el grupo, de labios de otros, preocupaciones similares, se siente más en contacto con el mundo, sus preocupaciones son compartidas, son universales, en ese momento ese sentimiento de singularidad, de ser único, se ve negado.

 

Este «simple» hecho constituye una fuente de consuelo. Este fenómeno parece tener su origen en el hecho de que, a pesar de la complejidad de los problemas, existen evidentemente ciertos denominadores comunes a todo ser humano. Dos fenómenos o secretos son casi universales: 

 

* 1°, una profunda convicción de insuficiencia básica, un sentimiento de que otros puedan descubrir la propia incapacidad o la jactancia intelectual y;

 

* 2°, el sentimiento de alienación interpersonal, sensación de sentirse distinto por tener escaso interés por los demás.

 

Adquirir información.-

Este fenómeno hace referencia a la información que se adquiere en el grupo, acerca del funcionamiento o dinámica mental, los consejos, las sugerencias, o la orientación directa.

 

El ser humano siempre ha procurado explicar el mundo que lo rodea, y controlarlo, por naturaleza ha rechazado la incertidumbre, explicar un fenómeno es el primer paso para intentar controlarlo. Cuando una persona alcohólica tiene la sensación de que sus percepciones y su conducta son controladas por fuerzas irracionales, de que «no es él su propio timón», que su vida es ingobernable; tiene una sensación de fracaso y esto es una fuente importante de ansiedad.

 

En el proceso grupal, el alcohólico adquiere información a través de la orientación, de escuchar consejos y del aprendizaje de los lemas, como el de esa bella oración de la serenidad. En los grupos además del proceso de aconsejar, los integrantes se proporcionan interés y preocupación mutua, siendo estos los componentes principales.

Altruismo:

La mayoría de los alcohólicos han llegado a la conclusión de que reciben al momento que dan: para una persona que se ha considerado como un estorbo, esta es una experiencia consoladora y que exalta el amor propio descubrir que puede ser importante para otro.

 

El efecto curativo surge cuando el paciente es capaz de hacer a un lado ese ensimismamiento morboso que toma la forma de una introspección obsesiva, o de un esfuerzo desesperado por realizarse a sí mismo, para dar paso al interesarse en alguien o en algo fuera de él, para desprenderse de sí mismo. Para una persona es importante, y sanador, sentirse necesaria.

 

Las personas integradas en grupos pueden confiar en los otros miembros, y buscan reacciones y retroalimentaciones espontáneas y sinceras.

 



La recapitulación correctiva:

 

 

La mayoría de los pacientes entran a psicoterapia con la historia de una experiencia insatisfactoria de su primer y más importante grupo: el de la familia primaria.

 

El grupo, en muchos aspectos es parecido a una familia, en la que se hace énfasis de que lo más importante con respecto al análisis de los primeros conflictos familiares sean recapitulados, pero reviviéndolos correctivamente, tal y como se señala en los Pasos 4, 5, y 8. (Del modelo de tratamiento de «Los Doce Pasos»)

La conducta de imitación:

 

 

En los grupos de Alcohólicos Anónimos es frecuente observar entre los miembros nuevos, la adopción de actitudes o conductas de los miembros más antiguos, esta conducta imitativa puede sugerir una especie de «descongelamiento», una manera de desechar la propia rigidez para ensayar nuevas conductas. Generalmente esta actitud es temporal y los nuevos comportamientos son abandonados, este proceso generalmente tiene un efecto terapéutico sólido, pues es grato descubrir qué es lo que «no somos en el proceso para determinar qué sí somos».

 

 

 

 

 

Aprendizaje interpersonal:

El paciente neurótico, el alcohólico ha tenido una serie de experiencias familiares y sociales desastrosas que influyen de manera negativa en la imagen de si mismo. Estas experiencias han sido ocasionadas por su inseguridad, por la falta de control de los impulsos irracionales, por la ingobernabilidad que lo caracteriza.

 

En el grupo, el miembro tiene la oportunidad de exhibir su conducta tal cual es. Allí, mediante la retroalimentación (de lo que le dicen los demás) y de la propia observación, el paciente empieza a conocer la naturaleza de su conducta; lo que el alcoholismo le ha traído; aprecia los sentimientos de los demás, las opiniones que los otros tienen de él, la opinión que tiene de si mismo.

 

Después de que el paciente alcohólico logra una consciencia plena de esta secuencia, advierte lo más importante: «él es responsable ante sí mismo y ante los demás de todos sus actos, convirtiéndose en el creador de su mundo interpersonal».

 

Como resultado de esta conciencia, el paciente puede cambiar poco a poco o más abruptamente, arriesgarse a practicar nuevos tipos de conducta y de expresión. La probabilidad del cambio dependerá de elementos como el nivel de motivación, de la percepción de qué tanto haya tocado fondo y cuánto desee el cambio, de la participación en el grupo, del respeto y aprecio por otros miembros; así cómo y de la rigidez o flexibilidad de la estructura de la personalidad del paciente y su estilo interpersonal.

 

Cuando el paciente en el grupo aprende que su conducta era irracional y que su nueva conducta aumenta la capacidad para establecer nuevas relaciones, la angustia decrece y aumenta la estima por si mismo; muestra menos tendencia a ocultarse, las personas responden positivamente a esta conducta y recibe muestras de aprobación y aceptación.

Cohesión grupal:

Este factor hace referencia a la fuerza curativa que ejerce el grupo, en la relación de los miembros entre si y del grupo como un todo. Los grupos que tienen sentido de solidaridad, valúan más el sí mismo y lo defienden más de las amenazas internas y externas, propiciando la asistencia voluntaria, la participación, la ayuda mutua, la defensa de las normas del grupo. Este concepto se ve reflejado en la Primera Tradición: «Nuestro bienestar común debe tener la preferencia, la recuperación personal depende de la unidad de Alcohólicos Anónimos».

 

El grupo es percibido como un refugio para liberarse de la angustia de la vida, una fuente de fuerza y de motivaciones que a menudo propicia que los cambios en la persona persistan y se consoliden. Esto se debe a que los miembros evitan defraudar al grupo.

 

La mayoría de los pacientes que han tenido una participación grupal mediocre o escasa; que nunca antes han sido considerados miembros valiosos; que escasamente participaron en un grupo, para ellos participar con éxito en una experiencia de este tipo suele ser curativo.

 

Cuanto más se sienta la persona atraída hacia el grupo, más respetará los juicios que allí se viertan, y tomará en serio cualquier discrepancia entre la estima pública y la estima propia, más aun si esta discrepancia se inclina hacia el lado negativo.

 

 

Catarsis:

Desde el inicio de los tiempos las personas han buscado deshacerse de la bilis excesiva, de los malos espíritus, de las toxinas a fin de obtener alivio, este fenómeno provechoso de liberarse de aquello que molesta, de liberar los sentimientos reprimidos, es conocido como catarsis.

La catarsis sin embargo, sobrepasa el sólo acto de desahogarse, contiene un sentimiento de liberación y de adquisición de habilidades susceptibles de ser usadas para el futuro. El fenómeno catártico precisa elaborar un análisis de esos sentimientos, los cuales darán paso al desarrollo de vínculos mutuos y estrechos.

 

Existenciales:

Último factor que citaré, pero no menos importante: el existencial, el espiritual, en este factor están englobadas las preocupaciones del hombre, el reconocimiento de sus insuperables limitaciones, algunos puntos básicos como la aceptación de la responsabilidad, el aislamiento básico (que es el reconocimiento de que no importa cuan íntimamente esté relacionado con otra gente, aún tengo que vivir solo mi vida), el reconocimiento de nuestra condición mortal y las consecuencias de este hecho en la conducta. Lo caduco o lo caprichoso de la existencia son elementos importantes que atender.

 

En este proceso terapéutico el alcohólico debe analizarse en un encuentro básico e íntimo que le lleve a descubrirse a sí mismo junto con la generación del auto confianza. En conclusión, los integrantes de Alcohólicos Anónimos tienen un objetivo común: la búsqueda de la sobriedad. Inmersos en los grupos reciben y dan a los otros miembros la oportunidad de lograr esa valiosa meta, generan fe procurando la esperanza, divulgan lo universal y se tornan singulares,  incursionando en el pasado se proyectan a lo futuro, así envueltos en el grupo generan y reciben el beneficio de todos los factores curativos.