Un programa que salva vidas

Al querer escribir esta colaboración, me encontré indeciso en cuanto al tema a tratar. Pensé en algunas opciones. De pronto, la pregunta de una alumna de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de Occidente me dio una clara luz para salir de mi indecisión:

«¿Por qué sí funcionan los grupos de Alcohólicos Anónimos para las personas que sufren la enfermedad del alcoholismo?»

Este cuestionamiento me llevó a pensar acerca de mi corta experiencia en el contacto con la persona alcohólica, y que en el trabajo terapéutico a nivel individual me permite concluir que los avances encaminados a que esta persona aprenda a vivir nuevamente sin el consumo del alcohol resultan ser magros y frustrantes.

Estoy hablando de trabajo profesional con hombres y mujeres, jóvenes y adultos, creyentes y no creyentes, analfabetas y doctos, de la ciudad y del medio rural, de nivel socioeconómico elevado y pobres, etcétera. Es decir, en mi ejercicio profesional, si de enfermos de alcoholismo se trata, he tenido la experiencia de tener contacto con quienes, sin importar su preferencia sexual, edad, credo, nivel educativo, lugar de origen, nivel económico, color de piel, etcétera, todos los casos sin proponérselo me permiten concluir que, luego de escuchar una buena cantidad de historias personales, familiares e incluso comunitarias, la enfermedad se presenta, como dicen los que sí saben de teatro, cine y televisión: «La misma escena, pero con diferentes actores».

En comparación con lo que sí he percibido de manera directa en los grupos de ayuda mutua de Alcohólicos Anónimos, es que en terapia individual, al menos en mi experiencia, los logros terapéuticos con alcohólicos y alcohólicas no me han resultado del todo satisfactorios.

¿Por qué sí funcionan los

grupos de Alcohólicos

Anónimos?

Juzgo que hablar de Alcohólicos Anónimos es hablar de la mejor alternativa que existe en el mundo para toda aquella persona que tiene problemas con su manera de beber; es hablar de un programa completo que, entre otros elementos, cuenta con a) Doce Pasos y Doce Tradiciones, que priorizan el bienestar común; b) creen en la conciencia del grupo; c) admiten la enfermedad y el deseo de dejar de beber; d ) llevan el mensaje al alcohólico que sufre; d ) se mantienen ajenos a toda entidad o empresa, para no desviar su objetivo; e) privilegian el autosostenimiento; f ) practican el concepto de los servidores; g) se mantienen alejados de las polémicas y controversias públicas; h) creen en la importancia del anonimato. Practicar todo esto es vivir realmente de manera diferente.

A diario mueren muchas personas a causa del alcoholismo, sin saber que sí hay una solución, la cual inicia con una derrota que hace triunfar, y esto lo representa la admisión de la enfermedad. Cito el dicho de un alcohólico anónimo que compartía en tribuna: «Muchos me decían que estaba enfermo… que buscara ayuda… Pero nadie me dijo dónde».

Hoy aprovecho este espacio para decirte a ti —que tienes problemas con tu manera de beber—, que Alcohólicos Anónimos sí es una real y auténtica alternativa, para que aprendas a vivir nuevamente. Decídete hoy, que vives; hoy, que tienes una familia; hoy, que estás trabajando; hoy,

que eres una persona libre. Quizá mañana tu salud se vea disminuida, no esté a tu lado la persona que quieres y que te quiere, seas despedido o te encuentres en prisión.

Y si es tu caso, que aquí y ahora el alcoholismo como enfermedad te tenga postrado en una cama, viviendo una crisis familiar, sin trabajo, e incluso si te encuentras preso, Alcohólicos Anónimos también es para ti, como hoy lo es para miles y miles de personas que han encontrado lo que ellos llaman «los mejores años de su vida». Reflexiona: quizá una taza de café espera en un grupo de Alcohólicos Anónimos ser bebida por ti, y en ese grupo tu llegada será lo más importante para quienes llegaron antes que tú.

Lic. en Psicología Guillermo Dórame Hernández

Coordinador de Programas Preventivos,

Dirección General de Seguridad Pública y

Tránsito Municipal de Ahome