Reimpreso de (Boletín Ganar Aliados no.51) con permiso de la Central Mexicana de S.G. de A.A., A.C.
El alcoholismo ha sido médicamente reconocido como una enfermedad incurable, progresiva y mortal. La Organización Mundial de la Salud (oms) la define como:
«…toda forma de embriaguez que excede el consumo alimenticio tradicional y corriente o que […] sobrepasa los linderos de costumbres sociales… ».
Es una enfermedad que afecta no solo la vida de quien la padece, sino también las de quienes se encuentran a
su alrededor.
En México, la Comisión Nacional contra las Adicciones (conadic) informa: «Aproximadamente el 40 % de las personas que trabajan presentan problemas de dependencia o de consumo consuetudinario de alcohol». Dicha institución
también reporta que el mayor índice de consumidores fuertes de alcohol se ubica entre los 25 y 44 años de edad.
Por su parte, la Secretaría de Salud (ss) indica: «El alcoholismo en el ámbito laboral se considera un problema importante que atender, ya que la quinta parte de los accidentes en el área de trabajo se relaciona con la ingesta de bebidas alcohólicas y se encuentra entre las diez principales causas de discapacidad en los empleados, lo que afecta directamente su productividad».
El Instituto Mexicano del Seguro Social (imss) menciona igualmente: «El absentismo por alcoholismo o sus secuelas es elevado —aunque se justifica con comprobantes médicos como intoxicación alcohólica o se asocia a otro tipo de padecimientos— ». Este instituto del gobierno federal atiende, según su informe, alrededor de mil casos semanales diagnosticados como deshidratación o desequilibrio hidroelectrolítico.
Los profesionales de la salud involucrados en las múltiples estrategias de prevención, diagnóstico o tratamiento de la enfermedad del alcoholismo refieren que en México más de 34 millones de personas consumen frecuentemente bebidas con alcohol —sobre todo en poblaciones urbanas, y varones más que mujeres.
El abuso de alcohol representa 9 % del peso total de la carga de enfermedad, sobre todo por su impacto en la cirrosis hepática, con 39 %; las lesiones por accidente de vehículo de mo tor, con 15 %; la dependencia alcohólica, 18 %; los homicidios, 10 %, además de cerca del 60 % de la violencia intrafamiliar.
La importancia de este problema en la salud —en general, y en particular en los trabajadores— es innegable, ya que estudios efectuados en las salas de urgencias documentan un elevado nivel de ingresos por traumatismos y accidentes, con niveles positivos de alcohol en sangre de hasta 21 %, el doble de lo observado en ee. uu., por ejemplo.
«Es muy alto el consumo de alcohol por parte de los trabajadores mexicanos en sus horas y sitios de trabajo…», coincidieron diversas instituciones de los sectores público y privado, que presentaron sus estudios en el foro «Hacia una empresa libre de alcoholismo», promovido como servicio de información pública sobre el programa de recuperación que ofrece Alcohólicos Anónimos, representado en México por Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos, A. C.
Las instituciones que estudian la relación entre alcoholismo y trabajo —como la ss, el conadic, la Secretaría del Trabajo y el imss—, informan que el 95 % de la fuerza laboral en México bebe; es decir, las personas que tienen entre 25 y 44 años de edad. De estas, dos de cada 10 tienen un consumo riesgoso —a quien Alcohólicos Anónimos define como un bebedor problema: «alguien a quien la bebida causa un continuo problema en cualquier aspecto de su vida».
Prevención y tratamiento del alcoholismo
A pesar de que el alcoholismo es una enfermedad tratable, todavía no existe una cura.
Esto significa que una persona alcohólica que ha estado sobria (sin beber alcohol) por un periodo largo de tiempo y que ha recuperado su salud, puede sufrir una recaída, por lo que debe continuar evitando todo tipo de bebidas alcohólicas.
Disminuir la cantidad de alcohol que se bebe no funciona; necesita eliminar por completo el alcohol para lograr una recuperación exitosa. Por ello, el tratamiento del alcoholismo en el trabajo debe implicar actividades de vigilancia, control, tratamiento y rehabilitación del trabajador alcohólico.
Aunque existen sectores productivos en los que las empresas e instituciones de salud han localizado una mayor presencia de abuso de alcohol y riesgos de alcoholismo —como el sector de servicios y turismo, los empleados de hoteles, bares, centros de diversión y restaurantes, el sector minero, siderúrgico y petroquímico, entre otros—, ninguno está exento: cualquier persona en cualquier sector, sin importar su clase social ni su nivel académico, su edad o sexo, puede padecer la enfermedad del alcoholismo.