Punto de vista profesional
Reimpreso de (Boletín Ganar Aliados no.56) con permiso de la Central Mexicana de S.G. de A.A., A.C.
Al iniciar el siglo XXI, la población de menores y jóvenes constituía casi el 40% de la población mundial, mientras en nuestro país quienes tenían catorce años de edad o menos representaban la tercera parte de la población nacional.
El enorme peso poblacional de la niñez y de los jóvenes adolescentes, nos obliga a revisar las condiciones que guarda este sector poblacional en el actual concierto social.
Debido a los cambios que son propios del crecimiento y desarrollo de los niños y de los jóvenes, suelen transitar por situaciones de vulnerabilidad que pueden acentuarse ante la falta de la protección familiar y social.
Con esta idea, es pertinente entender que los menores son seres dinámicos en continuo crecimiento y desarrollo que atraviesan por diversas condiciones que con frecuencia los exponen a riesgos, que los pueden afectar e incluso dañar de manera permanente, básicamente porque su organismo aún no tiene «todas» sus capacidades desarrolladas o porque todavía dependen de otros, en especial de sus padres, para conseguir los satisfactores básicos para su existencia.
De tal modo que esta condición de vulnerabilidad representa básicamente las condiciones de riesgo que pueden afectar al niño y agentes nocivos como los neurotóxicos (incluidos metales pesados, como el plomo), alcohol y otros solventes industriales, nicotina, cocaína, mariguana, algunos medicamentos, pesticidas, etcétera.
Ante esta situación, cuando las personas que consumen alcohol son menores de edad, lo hacen en un momento en el cual están madurando física y psicológicamente. Sucede en un momento de sus vidas en el cual se pueden sentir invencibles o rebeldes o cuando están intentando hacer valer su propia independencia. Las inhibiciones pueden disminuir, el juicio se puede ver afectado, puede asumir riesgos innecesarios y surgir serios problemas, que potencialmente podrían amenazar su vida. El consumo en menores de edad puede causar serios problemas en el hogar y en la escuela. También tiene consecuencias sociales para los menores ya que puede causar un daño a su reputación y esto a su vez puede impactar en la autoestima si la conducta se sale de control.
Los menores de edad se encuentran todavía experimentando cambios importantes en su desarrollo, especialmente en el cerebro, ya que la madurez del mismo se logra hasta los veintiún años de edad, siendo más lábil que el del adulto. Esta evolución neurológica y emocional establece las bases para las habilidades de la persona en su vida adulta, tales como la planeación, la integración de información, la resolución de problemas, el discernimiento y el razonamiento.
El alcohol perjudica las áreas del aprendizaje y la memoria, las habilidades verbales y la percepción visual. Por consiguiente, el consumo excesivo de alcohol afecta la creación de nuevos recuerdos, las habilidades de resolución de problemas, el pensamiento abstracto, la atención y la concentración. Los estudios sugieren que el consumo de alcohol en adolescentes afecta de forma negativa la función neurocognitiva, como la capacidad de estudiar y obtener buenos resultados en sus estudios. Al tomar alcohol, los jóvenes corren el riesgo de desarrollar conductas perjudiciales que incluyen: beber en exceso, problemas en sus relaciones, accidentes viales y relaciones sexuales de alto riesgo, que han sido referidas por ellos mismos.
Estas conductas tienen sus propias consecuencias para la salud y seguridad de los jóvenes, que incluyen: riesgo de lesiones, muerte, participación en actos de violencia y pueden contraer enfermedades contagiosas.
Resumen de las consecuencias:
• Aumenta el riesgo de abuso físico y sexual.
• Puede conducir a otros problemas, como dificultades en la escuela.
• Puede interferir con el desarrollo del cerebro.
• Aumenta el riesgo de problemas con el alcohol más tarde en la vida.
• Accidentes automovilísticos.
• Relaciones sexuales sin precaución.
• En caso de embarazo, posibles daños fetales.
Bajo estas consideraciones, podemos reflexionar sobre los resultados de la Encuesta Nacional sobre el consumo de sustancias en México, enfocando nuestra atención en el consumo en menores.
La Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (encodat) 2016 es el nombre actual de la Encuesta Nacional de Adicciones (ena) realizada en años anteriores. Para 2016 se modificó el nombre para que reflejara con mayor precisión sus contenidos y alcances. Resultados relevantes sobre el consumo de alcohol en una población entre los 12 y 65 años de edad:
• 71% ha consumido alcohol alguna vez en la vida (80.1% hombres y 62.6% mujeres).
• 49.1% en el último año (59.8% hombres y 39% mujeres).
• 35.9% en el último mes (48.1% hombres y 24.4% mujeres).
• El consumo excesivo de alcohol en el último mes se presentó en el 19.8% (16.8 millones) de la población (29.9% hombres y 10.3% mujeres).
• La posible dependencia al alcohol fue de 2.2% (1.8 millones) de la población (3.9% hombres y 0.6% mujeres). Población adolescente (12-17 años).
• 39.8% ha consumido alcohol alguna vez en la vida (41.7% hombres y 37.9% mujeres) y 28% ha consumido en el último año (28.8% hombres y 27.2% mujeres).
• El consumo excesivo de alcohol en el último mes fue de 8.3% (1.1 millones) de la población (8.9% hombres y 7.7% mujeres).
• La posible dependencia al alcohol fue de 0.8% (115 mil) de la población (0.9% hombres y 0.7% mujeres). Población adulta (18-65 años).
• 77.3% ha consumido alcohol alguna vez en la vida (88.3% hombres y 67.3% mujeres). 53.3% (37.8 millones) ha consumido en el último año (66.4% hombres y 41.3% mujeres).
• El consumo excesivo de alcohol en el último mes fue de 22.1% (34.4% hombres y 10.8% mujeres).
• La posible dependencia al alcohol fue de 2.5% (1.7 millones) de la población (4.6% hombres y 0.6% mujeres).
Continuara...