Reimpreso de (Boletín Ganar Aliados no.58) con permiso de la Central Mexicana de S.G. de A.A., A.C.
La primavera de 1941 trajo un éxito especial e imprevisto. La redacción del Saturday Evening Post decidió publicar un
artículo sobre Alcohólicos Anónimos y encargó el trabajo a Jack Alexander, uno de sus reporteros más destacados. Cuando Jack se presentó a la sede de Alcohólicos Anónimos, se puso a su entera disposición toda la información y apoyo necesarios durante un mes. Bill W. lo detalla en Alcohólicos Anónimos llega a su mayoría de edad:
«Le entregamos nuestros registros, abrimos nuestros libros, le presentamos a nuestros amigos (custodios) no-alcohólicos, arreglamos entrevistas con miembros de Alcohólicos Anónimos de toda clase y condición, y finalmente le acompañamos en una gira por los sitios de interés de aa desde Nueva York y Filadelfia hasta Chicago, vía Akron y Cleveland».
Cuando ya podía sentir Alcohólicos Anónimos en su propia médula, Jack se puso a escribir la crónica que causaría un impacto enorme en los «borrachos» y sus familiares por todas
partes del país. Apareció como tema de portada de la edición del 1 de marzo de 1941 del Saturday Evening Post. En cuanto apareció el artículo, llegaron a la oficina de correos de Nueva York, 6 000 desesperadas solicitudes de información y ayuda. El artículo de Jack convirtió aa en una institución nacional, y al mismo tiempo convirtió a Jack en uno de los mejores amigos de aa y, más tarde, custodio de la Junta de Servicios Generales en realidad, la clase de ayuda que se le dio a Jack Alexander — un servicio organizado de información pública — es el ingrediente de vital importancia en las relaciones públicas de
Alcohólicos Anónimos.
Continuará...