Pocos problemas sociales y de salud plantean una dinámica tan compleja y preocupante como el alcoholismo y el abuso de bebidas alcohólicas, fenómenos que requieren de soluciones oportunas e integrales sobre la base de una acción amplia y participativa entre los distintos órdenes de gobierno y entre la sociedad en general.
También sabemos que tendemos a reproducir los patrones conductuales y de pensamiento que realizaron nuestras figuras parentales u otras que influyeron en nuestra infancia; por ello, no es extraño que cuando encontramos que una persona esta enferma de alcoholismo o que hace uso indebido del consumo de alcohol, también encontramos que existió o existe el mismo problema en el hogar de origen.