«Así es como obtuvimos el título para nuestro libro, y así es como nuestra sociedad obtuvo su nombre». Así fue como este grupo de hombres y mujeres poco estables, y a menudo temerosos, de alguna manera llegaron a publicar, el 10 de abril de 1939, Alcohólicos Anónimos. Este libro llegó a ser un plan para la recuperación del alcoholismo que ha sido seguido con éxito casi ochenta y tres años —y una especie de fenómeno editorial.
«Se dice a menudo que los aa. nos interesamos únicamente en el alcoholismo. Esto no es cierto. Tenemos que superar la bebida para seguir viviendo. Pero todo aquel que conozca de primera mano la personalidad alcohólica, sabe que ningún verdadero borracho deja de beber completamente a no ser que experimente un profundo cambio de personalidad» .
El tejido del «Libro Grande» es abundante en influencias e historias, y tiene mucho que decirnos, dependiendo de nuestra disposición y apertura para mirar desde nuevos ángulos. Pero indudablemente el tema que hilvana todo el texto de cabo a rabo —mencionado curiosamente en doce ocasiones —, y que puede dar forma a un individuo y acaso a una sociedad, es la buena voluntad.
Aunque con los años le injertaron hojas al árbol , en realidad, estrictamente es el relato de cómo más de cien hombres se habían recuperado del alcoholismo durante los primeros tres o cuatro años de aa. Vale la pena subrayarlo, porque al publicarse el libro, (además de que nadie lo compraba) era como una nueva vacuna todavía sin probar: sencillamente no se sabía aún si la gente podría dejar de beber permanentemente con solo leerlo —por más que después haya sido así—.