Algunos profesionales se refieren al alcoholismo y a la adicción por consumo de drogas como «abuso de sustancias» o «dependencia química»; por lo tanto, los enfermos no-alcohólicos son a veces presentados ante aa y alentados a asistir a sus reuniones.
La cooperación con la comunidad profesional ha sido un objetivo de aa desde sus comienzos. Siempre estamos procurando fortalecer y expandir nuestra comunicación con ustedes y recibimos con beneplácito sus comentarios y sugerencias.
La preocupación de los especialistas en medicina en la atención de la enfermedad del alcoholismo tiene larga data. La ciencia médica ha tratado de entender, tratar y prevenir el abuso del alcohol — con traspiés, en muchas ocasiones —, pero su contribución siempre ha sido vital.
La colaboración de Alcohólicos Anónimos en el proceso de reintegración social del adolescente que se encuentra en internamiento, le permite no solo trabajar su recuperación personal sobre la enfermedad del alcoholismo, sino también hacerse responsable de los actos por los que se encuentra confinado, así como respetar la figura de autoridad representada por el personal de seguridad, administrativo, técnico y directivo del centro penitenciario.
Debido a los cambios que son propios del crecimiento y desarrollo de los niños y de los jóvenes, suelen transitar por situaciones de vulnerabilidad que pueden acentuarse ante la falta de la protección familiar y social.
Debido a los cambios que son propios del crecimiento y desarrollo de los niños y de los jóvenes, suelen transitar por situaciones de vulnerabilidad que pueden acentuarse ante la falta de la protección familiar y social.
La descripción del programa consta de brindar información de la enfermedad del alcoholismo primeramente al personal profesional y en segunda instancia al bebedor infractor.
Desde el primer síntoma — el insomnio — hasta la demencia alcohólica o la senilidad precoz, las redes del alcohol son lentas y suaves, pero extraordinariamente amplias: úlcera gástrica, pancreatitis, hepatitis alcohólica, polineuritis, anemia y desnutrición (un gramo de alcohol equivale a siete kilocalorías vacías), cardiopatías, epilepsia, impotencia, hipoerotismo y esterilidad — entre otras enfermedades —, son su factura cotidiana.