Alcohólicos Anónimos ofrece un programa de recuperación que consta de Doce Pasos sugeridos que han sido sintetizados en cinco puntos básicos, y son los siguientes:
En términos generales, al ser humano no le gusta perder o aceptar que está equivocado. En el caso del alcohólico, por lo regular siempre trata de justificar su forma anormal de beber y argumenta que no tiene problemas al respecto. Sin embargo, puede darse cuenta de su situación real si analiza, cuidadosamente y con honestidad, su manera excesiva de beber y los daños que esto le ocasionó, tanto a él mismo como a los demás.
En virtud de que la ciencia médica dictaminó que el alcoholismo es una enfermedad, la persona deberá tomar en cuenta que nadie puede recuperarse por sí mismo, que necesita de otras personas para hacerlo y, al tratarse de una enfermedad, la aceptación es el inicio de la recuperación de ésta, según la medicina. Entonces la persona que con sinceridad quiere dejar de beber debe aceptar, sin reserva de ninguna clase, su incapacidad para controlar el alcohol, o dicho de otra manera, lo más probable es que su problema con la bebida le traiga como consecuencia la locura o una muerte prematura.
A través de un análisis de la personalidad o un examen de conciencia, el enfermo podrá descubrir las causas que lo llevaron a beber, y de que su manera de beber destructiva fue tan sólo un síntoma de problemas más profundos, como son: Carencia de control de las emociones; falta de aceptación de la realidad de las cosas, de las personas y de sí mismo; esto es, un individuo inadaptado o desorientado que casi siempre estuvo en desacuerdo con todo y con todos, lo que lo llevó a crearse hondos resentimientos. Descubre también que siempre tuvo infinidad de pretextos para beber, pero en realidad nunca hubo una buena razón para hacerlo. Entonces se dará cuenta que tuvo fallas en su personalidad, pudo ser demasiado orgulloso, envidioso, vanidoso, iracundo, etc. Se conocerá y aceptará a sí mismo, tal como es y sabrá cuáles son sus alcances y cuáles sus limitantes, disponiéndose a cambiar de juicios y actitudes.
Después de lo anterior, deberá darse la oportunidad de hacer una catarsis o saneamiento mental, expulsando todo aquello que mantuvo en secreto y que le ocasionaba intranquilidad; es conveniente que esto lo lleve a cabo con un psiquiatra, un consejero espiritual o un miembro experimentado de Alcohólicos Anónimos que haya practicado esté concepto.
El enfermo, dada su incontrolable forma de beber y conducta equivocada, deterioró sus relaciones personales; y como tendrá la necesidad de reintegrarse a la sociedad (familia, empleo, etc) deberá hacer un reajuste de sus relaciones, por lo que, apoyándose en su análisis personal, descubrirá los daños que ocasionó a los demás, tanto mental, física y moralmente.
Después y en la medida que esto sea posible, habrá de reparar esos daños. Así obtendrá la tranquilidad que necesita para mantener la sobriedad.
Para obtener un cambio de juicios y actitudes positivas aspirando a una nueva vida, el enfermo necesita depender de un Poder Superior, o lo que es
igual, tendrá que depender de algo más fuerte que él. Esto obedece a que siempre trató de hacerlo todo por sus propios impulsos, lo que originó que constantemente fracasara, se frustrara y luego
se resintiera con las personas. Necesita reducir su ego para poder aceptar la ayuda de algo o alguien; no es conveniente depender de las personas o cosas, debido a que en un momento dado
pueden fallar. Inicialmente se puede depender del propio grupo de Alcohólicos Anónimos y después, si así lo prefiere, puede depender de un Dios tal como él lo entienda, ya que en
Alcohólicos Anónimos se respeta la libertad de creencias.
Al dejar de beber el alcohólico necesitará canalizar la energía que lleva dentro de sí, necesita dedicar el tiempo que ocupaba en emborracharse en algo que le ayude en su recuperación, esto lo encuentra a través de ayudar a otros alcohólicos de la misma manera que lo hicieron con él. Además de que en esta forma fortalece su sobriedad, también manifiesta su gratitud y las posibilidades de que vuelva a beber serán muy remotas.
Finalmente queremos subrayar que la práctica de estos conceptos es sugerida, de modo que no son obligatorios para nadie y de ningún modo son requisitos para integrarse a Alcohólicos Anónimos.
Reimpreso de (Manual de Información Pública pág. 42 - 48) con permiso de la Central Mexicana de S.G. de A.A., A.C.