En nuestro país, millones de mujeres de cualquier edad o posición social, cultural y económica tienen problemas con su manera de beber. Pueden ser jóvenes estudiantes o profesionistas, trabajadoras o amas de casa; esposas, madres, hijas, hermanas o abuelas. Conforme avanza la enfermedad es más difícil aceptar que se está enfermo y la mujer alcohólica no escapa a la tendencia innata de ocultar, por todos los medios, su adicción y convierte en cómplices a familiares y amigos quienes tratan a toda costa de encubrir todo indicio hacia el exterior, de que existe un problema de alcoholismo femenino en casa.
El consumo de alcohol en la mujer generalmente se niega y oculta, aunque ahora hay mayor libertad en las normas de consumo en la mujer, especialmente en adultas jóvenes. No se concibe la idea de ser alcohólica porque el alcoholismo está estigmatizado. Cuando a una mujer le preguntan si bebe alcohol, se enfrenta al tabú y a las expectativas sociales que están a su alrededor de ser respetable e íntegra; sin embargo, la enfermedad del alcoholismo afecta sin importar quién seas, a qué te dediques o cuánto tengas en la vida.
Información del Centro de Atención
Integral en Problemas de Adicción.
Publicado en la revista
Plenitud AA núm. 55.